Vistas de página en total

Amount:
Amount:
Amount:
Amount:

UniSoft-AleBo

martes, 19 de enero de 2016

5to-II Generación del 98. Características. Principales autores y obras.



5
 
 
Generación del 98. Características. Principales autores y obras.




La crisis de fin de siglo

Durante las últimas décadas del siglo XIX, los avances científicos y técnicos, y los cambios y transformaciones sociales y políticas que acarrearon, acabaron por provocar una crisis social debido al cuestionamiento de los principios y valores establecidos y también al malestar que muchos de esos cambios acarrearon.

En España, el acontecimiento histórico más señalado es la pérdida de las colonias en 1898, tras una breve guerra con los EE. UU. Será el símbolo de la decadencia y el atraso del país, inmerso en continuas crisis y convulsiones políticas. La radicalización de las tradicionales posturas conservadora y progresista termina por desembocar en la Guerra Civil.


Del Modernismo a la Generación del 98

La revolución estica y literaria que supuso el Modernismo procedente de América, caracterizada por su espíritu innovador e iconoclasta y su squeda de la belleza y el refinamiento formal en mundos alejados de   la  vulgaridad  contemporánea,  pronto  adquirió  en  España  una  conciencia  crítica  frente  a  las circunstancias políticas, sociales y culturales del momento. La influencia de las corrientes irracionalistas del pensamiento europeo (Freud, Nietzsche, Schopenhauer), del regeneracionismo (que criticaba el parlamentarismo burgués como base del caciquismo, la corrupción y el inmovilismo antimodernizador) y sobre todo el desastre del 98, sacude las conciencias de los autores que serán conocidos como Generación del 98, que antepondrán las ideas sociales a las puramente estéticas. Ellos se sienten enraizados en las tierras y la historia de España y comprometidos con la renovación social, en el afán de derribar los falsos valores tradicionales y de encontrar otros que sirvan para modernizar el país.


Concepto, componentes y circunstancias generacionales

El concepto de Generación del 98 es muy controvertido. Fue propuesto por Azorín en unos artículos de 1913 para referirse a un grupo de escritores españoles (Jo Marnez Ruíz Azon, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Ramón Valle-Inclán, Miguel de Unamuno y Antonio Machado) con un común espíritu de protesta y un profundo amor al arte. Sin embargo, es discutible que estos escritores cumplan todos los requisitos para ser considerados generación. Es verdad que sí cumplen algunos requisitos como el nacimiento en fechas cercanas, la participación en actos colectivos (protesta contra el premio Nobel para Echegaray, homenaje a Larra), un acontecimiento generacional que los una como fue la pérdida de las colonias; pero no tanto otros como una formación intelectual semejante (son autodidactas, aunque todos conocen y aprecian los clásicos españoles y las teoas filosóficas alemanas contemporáneas) o un lenguaje generacional común (cada uno sigue un estilo personal).En cualquier caso, esta Generación del 98 o Grupo del 98 comparte algunas características importantes: tienen una ideología progresista, al menos, en la juventud; se preocupan por los problemas de España; se proponen renovar el lenguaje literario frente al prosaísmo de la literatura realista; y, por último, tienen una visión subjetiva de la realidad.


Ideología y temas del 98

El  tema  de  Espa  ocupa  buena  parte  de  la  obra noventayochista.  En una actitud  aparentemente contradictoria, se mezcla la visión crítica del atraso, la decadencia y la falta de ideales con el amor a las gentes humildes enraizadas en los pueblos. La visión crítica predomina en los primeros tiempos, cuando se ataca el carácter grosero y ramplón de las costumbres desde una perspectiva regeneracionista y europsta. Pero pronto derivarán hacia la visión de una España eterna, en cuyo paisaje empobrecido y gentes humildes se puede reconocer lo castizo, una España imaginada que revive los ideales permanentes de nobleza, dignidad y austeridad que provienen de la Edad Media y que impregnan las obras del Siglo de Oro o la pintura del Greco. Esta actitud se resume bien en la expresión de Antonio Machado Castilla miserable, ayer dominadora, con cuyas tierras yermas y gentes austeras se identifican los autores del 98.

El afán de conocer y exaltar lo castellano y español llevará a los autores del 98 a recorrer los pueblos y aldeas de Castilla y de España. Fruto de esas experiencias es el gusto por la descripción paisajística de carácter subjetivo, en la que la crítica del atraso y la pobreza deja paso a una visión sentimental de las tierras y las gentes, en la que interesa más la emoción del observador que el dato objetivo. Se alternan la descripción impresionista de los elementos del paisaje con la reflexión ensayística sobre el alma y la esencia de lo espol, la observación directa de la realidad y la recreación de ambientes y personajes tomados de la literatura clásica.

Igualmente contradictoria es la actitud ante la modernidad y el progreso. En un principio se critica el atraso y la pobreza de España. La modernización será el resultado de la europeización, con la asimilación de nuevas formas de civilización y progreso. Pero estos afanes muy pronto se moderan y se combinan con la exaltación de la tradición española. Se instaurará una visión espiritualista que valora más el mundo de las creencias que el progreso material, porque éste deshumaniza a la España castiza de siempre que arraiga en los pueblos. Unamuno ironiza ante esta actitud con su famosa frase: Que inventen ellos nosotros a lo nuestro.

La mirada de los autores del 98 se dirige, más que hacia fuera, hacia dentro: en los paisajes del alma se reflejan un desasosiego y una angustia vital, que encuentran su mejor escenario en las viejas ciudades y en los paisajes yermos de Castilla. Su literatura es un examen de conciencia, del que brotan la inquietud, la melancoa, el hastío o el pesimismo. Esta actitud de raíz romántica lleva a la reflexión intelectual sobre los grandes problemas del ser humano: el paso del tiempo, el sentido de la vida, el misterio de la muerte; o bien a plantearse el valor de las creencias religiosas desde el agnosticismo o el sentimiento trágico de la fe.


El lenguaje literario

Los autores del 98 poseen una acusada personalidad que se traduce en un estilo literario personal. Y esa variedad se enriquece si tenemos en cuenta que muchos de ellos experimentaron una transformación estilística progresiva.

En  sus  inicios  todos  coinciden  en  dos  aspectos:  oposición  al  estilo  anterior,  representado  por  el prosaísmo realista y por el teatro grandilocuente al estilo de Echegaray; y expresión muy cuidad, que no es adorno formal, sino selección y cuidado de los elementos lingüísticos. Es un estilo en el que domina la visión sentimental de paisajes y gentes en un tono lírico, con recursos como la adjetivación subjetiva, las enumeraciones impresionistas, etc. siempre con predominio de la descripción como reflejo del estado de ánimo del autor.

Se trata de un estilo antirretórico, caracterizado por la sobriedad y la huida de los excesos, aunque con numerosos matices. No obstante, es un lenguaje muy cuidado, fruto de la selección y la contención en el uso  de recursos  retóricos;  y  rico,  pues incorpora  vocablos arcaicos  de  los  clásicos españoles y  de los pueblos, así como dialectalismos y localismos.


La búsqueda de la verdad de Unamuno

Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao en 1864. Estud Letras en Madrid, y tras un viaje por Europa consigu la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca, de la que sería nombrado rector en 1901. A partir de entonces se convirtió en una figura pública de creciente importancia, y en el der intelectual de la oposición. Durante la dictadura de Primo de Ribera se exilió a Francia, y a su regreso se un a quienes pedían la abdicación del rey. Ocupó algunos cargos en la República, pero pronto volvió a su trabajo en Salamanca, donde murió en 1936, poco después de empezar la guerra.

Toda su obra gira en torno a la squeda de la verdad interior del ser humano. Para ello, utilizó diversos caminos literarios, entre los que también está la poesía (El Cristo de Velázquez, Cancionero) y el teatro (Fedra, El otro).

En sus ensayos en donde mejor se aprecian sus preocupaciones filosóficas. En torno al casticismo (1895) es una reflexión sobre el carácter nacional. Sen Unamuno, un pueblo debe conocer su historia para conocer su personalidad. Pero no la historia de los libros, sino lo que él denominó la intrahistoria, la historia de la vida cotidiana de las gentes anónimas, algo que está siempre cambiando para no cambiar nunca en el fondo, y que tiene mucha relación con la tierra y el paisaje que rodea a ese pueblo. Tras una crisis religiosa, que le sacó de su agnosticismo y le hizo un creyente atormentado por la imposibilidad de reconciliar la razón y la religión; escribirá Vida de don Quijote y Sancho (1905), ensayo en el que presenta a don Quijote como símbolo del espíritu castellano y exalta su figura por desafiar a la razón; y Del sentimiento trágico de la vida (1912), donde reflexiona sobre la muerte y la inmortalidad.

Pero quizá lo mejor de su obra sean las novelas, en las que intentó relatar los dramas íntimos de sus personajes, a los que atormentaba el ansia de inmortalidad y el deseo de conocerse a mismos. En Amor y pedagogía (1902) comienza a ensayar su técnica novelesca: la nivola, que se caracteriza por la eliminación del argumento y de las descripciones y la importancia de los dlogos. En Niebla (1914), plantea un juego literario que establece una analogía entre la relación del autor y sus personajes con la de Dios y sus criaturas. En La tía Tula (1920) el ansia de maternidad de la protagonista simboliza igualmente el de inmortalidad, a través de los descendientes. San Manuel Bueno, mártir (1930) es la historia de un cura rural que ha perdido la fe, pero contia ejerciendo su ministerio.




La sensibilidad de Antonio Machado

Nació en Sevilla en 1875, pero a los 8 años se trasladó a Madrid. Estud en la Institución Libre de Enseñanza. Viajó como diplomático a París en 1900, donde conoció a Rubén Darío. A su regreso ejercerá como profesor de francés en Soria, donde conocerá a Leonor, una joven con la que se casó en 1909 y que murió tres años después. Firme defensor de la República, se vio obligado a exiliarse a Francia al término de la guerra, donde muere en febrero de 1939.

Su trayectoria poética se inicia en la estética modernista con Soledades (1903), obra que reelaborará (añade más poemas y suprime los elementos más externos del modernismo) en 1907 bajo el título de Soledades, Galerías y otros poemas. Machado proclama una poesía llena de emociones y sentimientos, donde predomina la experiencia sobre la imaginación. Aunque es un libro primerizo, se presenta como un hombre ya maduro que evoca el sentimiento de la juventud perdida sin amor. También trata los temas del tiempo, la soledad, la muerte y Dios. El carácter modernista de esta obra estriba en el ritmo, la rima y la herencia simbolista: el sueño, la tarde, la fuente Machado intenta sugerir a través de la simbología del paisaje las más profundas e intensas sensaciones.

Con Campos de Castilla (1912 y 1917) abandona la nea intimista y se adentra en la geografía castellana y andaluza. Es una recopilación de diversas poesías, de ahí su heterogeneidad de materiales y temas. Uno de los más importantes es el paisaje soriano, que le despierta sensaciones diversas. Machado considera el paisaje, como Unamuno y Azon, como un vehículo para descubrir el alma de España. Sus afirmaciones sobre el paisaje soriano, se hacen extensibles a toda Espa. Distingue entre la España del pasado, épica y gloriosa, y la España del presente, miserable y desencantada. Otro cleo temático del libro es el paisaje de Baeza. Desde allí, Machado recuerda con nostalgia el paisaje de Soria y su relación con Leonor, todo ello sublimado en la distancia. Por otro lado, en Andalucía entra en contacto con la Espa de los latifundios, los señoritos y los jornaleros; lo que le lleva a la crítica social dirigida contra el inmovilismo y la ignorancia. En cuanto a los Proverbios y Cantares, son breves meditacione4s a cerca de los enigmas del hombre y el mundo  que  combinan  lo filosófico  con  la  sabiduría popular.  Por  último,  los Elogios son 14  poemas dedicados a distintos literatos y pensadores. Giner de los Ríos, Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Jo María Palacio

Machado expuso sus preocupaciones filosóficas y estéticas en otras obras posteriores, como Nuevas canciones (1924) o Juan de Mairena (1936). Habla de temas como el ser y la realidad, la crítica poética y las relaciones entre poesía y filosoa, etc. a través de dos personajes creados por él: Abel Martín y Juan de Mairena. También cabe mencionar su teatro popular (Desdichas de la fortuna, La Lola se va a los puertos, El hombre que mur en la guerra), escrito en colaboración con su hermano Manuel, y que gozó de gran éxito.


El inconformismo de Valle-Inclán

Ramón José Simón Valle Peña nació en Vilanova de Arousa (Pontevedra) en 1866, en el seno de una familia distinguida venida a menos. Estud derecho y tras residir sin fortuna en Madrid, se marchó a México, donde adquirió el aspecto que a su vuelta, y junto con su rebeldía, le hizo famoso en el ambiente bohemio de Madrid. Fue un progresista convencido y apoyó el carlismo hasta la I Guerra Mundial. Más tarde se opondría al régimen de Primo de Rivera y por último fue partidario de la República. Murió en su Galicia natal en 1936.

Novelista, dramaturgo, ensayista y poeta, fue una de las figuras más destacadas y controvertidas de su época. Formado en la escuela de Darío y del simbolismo frans, es uno de los mejores representantes del modernismo y también uno de los precursores del teatro contemporáneo europeo. Se preocupó tanto de la musicalidad de la lengua poética como de la regeneración nacional, pues fue un espíritu crítico con la sociedad de su tiempo, rasgo que comparte con sus contemporáneos del 98. El principal elemento de cohesión de la obra de Valle-Inclán es su empleo del lenguaje. Utiliza multitud de recursos lingüísticos y los mezcla en una lengua literaria muy personal que combina metáforas, jergas, neologismos, dialectalismos… entre otros recursos.

En cuanto a su producción novelística, llega al éxito con las Sonatas, publicadas entre 1902 y 1905. Son cuatro novelas, cada una de ellas referida a una estación, un paisaje y una edad de la vida. El protagonista, el marqués de Bradomín (feo, católico y sentimental) narra desde la vejez su vida amorosa y una tardía aventura política, con una visión artística y poética de la existencia, y en una prosa musical y refinada. Cinco años  más  tarde  publica  la  trilogía    La  guerra  carlista,  cuyo  protagonista  sigue  siendo  el  marqués  de Bradomín. La historia, ambientada en la Galicia rural y supersticiosa, se basa en la guerra carlista. En la obra se defiende la antigua concepción tradicionalista de la historia y se ensalza a la pequeña nobleza campesina, que una vez había contribuido al pasado esplendor de España. En Tirano Banderas (1926) hallamos el primer retrato moderno de un dictador hispanoamericano. La obra trata sobre la degradación del ser humano por la tiranía. Pero la principal innovación es su lenguaje, una fusión de las principales variedades del español de ultramar con el castellano peninsular. Su última obra en prosa, El ruedo ibérico, era otro ciclo de novelas históricas que narrarían desde 1868 hasta 1898, pero no pudo llegar a terminarlas.

Pero quizá se le recuerda más por su teatro. Su primera obra dramática de gran envergadura fue la trilogía Comedias bárbaras (1907-1922) en la recrea la decadencia de un mundo viejo y caduco. La preocupación creciente por la situación política y social se ve ya aquí, y con el tiempo le llevará a postular su teoría  del esperpento.  En  Luces  de  bohemia  (1920),  Max Estrella,  el  protagonista,  hace  las  famosas afirmaciones de que España es una deformación grotesca de la civilización europea, y de que, por tanto, el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada, deformación que compara con la imagen de los héroes clásicos reflejada en los espejos cóncavos del madrileño callejón del Gato. Esta distorsión constante y sistemática produce el esperpento, cuya deformación de la realidad le sirve al autor para realizar un profundo análisis de la sociedad. El esperpento expresa la tremenda indignación de Valle-Inclán ante la situación política espola. Hay tres obras más, a las que  Valle  llamó  explícitamente  esperpentos,  reunidas  en  la  trilogía  Martes  de  Carnaval. Por  último, Divinas palabras y las obras reunidas bajo el título Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte se sitúan en una Galicia bestial y macabra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente conservando una correcta redacción y ortografía. Gracias

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.