"ESPAÑA CONTEMPORÁNEA"
DE RUBÉN DARíO
El 98 español, como afirmamos
al principio tiene en
Rubén Darío su más agudo observador. Con sus brillantes
crónicas a “La Nación" de Buenos Aires, Rubén dio contenido a uno de sus mejores libros en prosa: España Contemporánea, cuya primera edición apareció
en París (Editorial Garnier
Hnos París), en enero de 1901, con la
siguiente dedicatoria: A Emilio
Mitre y Vedla, Director de "La Nación" de Buenos Aires
Amistad y gratitud
R.O."
Cuando releemos, cien años después. las crónicas de Rubén. no podemos
menos que admirar su genial capacidad para analizar
tantos como variados
aspectos de la vida española de fin de siglo Casi no
hubo actividad de alguna
significación polítlca, social,
educativa. literaria. artístlca, etc. que Rubén no describiera en sus crónicas, emitiendo
juicios, casí siempre muy acertados. Y también
podemos constatar el profesionalismo, la seriedad periodfstica de Rubén, fiel a lo que habfa dicho en una de sus primeras crónicas' " .No he
de engañar a los españoles de América
y a todos los que me lean. n
Si hay un 1ibroque mejor desmienta el mito de
un Rubén
bohemio e irresponsable con sus compromisos literarios, es este sobre la España de 1898. En las crónicas
se advierte el escrupuloso cuidado de Rubén por documentarse, lo mejor posible, sobre cada aspecto que aborda, que son
muy diversos y van desde sus impresiones
sobre la situación
política, la vida intelectual, la joven literatura y el teatro,
hasta los certámenes y las exposiciones de pintura, las revistas,
la caricatura,
el cartel, los editores y libreros,
las fiestas
campesinas. etc., etc ...
Nuestro malogrado ensayista y crítico literario, José Emilio
BaUadares Cuadra, se pregunta en su obra" Darío: vocación y clrcun.;tancia", ¿cómo aparece
la España del 98 a los ojos de Darío?
Y se contesta:
"EI
espectáculo que se le ofrece es
de un trágico contraste:
por
un lado,
la brillante farsa oficial
En el mundo de las letras la representa
con desenfado Don José de Echegaray,
declamatoria
y altisonante, al par que un temperamento poco apropiado
para farsas' el modesto
y laborioso maestro Menéndez
y Pelayo. Por otro lado, hay una realidad opaca perentoriando
dramáticamente autenticidad. En nombre de esta realidad
y contra la farsa brillante
se alzan las voces de Unamuno,
Baraja, Azortn y Machado. Estos
son los eximios representantes de la nueva generación.
Enseguida, Balladares Cuadra
hace una interesante
precisión Según él, el momento
simbólico en que Rubén
se incorpora a la generación del 98 es cuando, recién negado, estampa su firma
en una protesta de los escritores jóvenes contra la celebración de un homenaje nacional
a Echegaray.
Se ha dicho, y con razón, que el poeta en Rubén Darlo
no puede ni debe
oscurecer al prosista. España Contemporánea es un libro
que
merece
ser
releído y también reeditado
Afortunadamente, la Academia
Nicaragüense de la Lengua decidió,
recientemente, incorporar en su programa editorial
de 1998, la pubUcaci6n de la edición crítica de España Contemporánea preparada por el estudioso dariano Noel Rivas
Dice Jaime Torres
Bodet, con mucho acierto, que "para
seguir a Darfo
en sus experiencias,
trabajos
y estudios durante los años de 1899
y
1900, más que teer las sfntesis realizadas por sus biógrafos, conviene reteer su libro España
Contemporánea 'Todo lo
importante de su actividad
intelectual figura
en las páginas de esa obra, en la cual
describe lo mismo la impresión de su segunda llegada
a
Madrid
que la primera representación de Cyrano en la casa
de Lope, la coronación de Campoamor, los valores de la
joven literatura, la tradición de la España
negra, el festival en honor de Velázquez, la aparición de un nuevo libro de Pérez Galdós, la sensibilidad de la mujer española, la personalidad del Rey Alfonso XIII, el homenaje rendido a Menéndez y Pelayo y la situación de la crftica literaria
en España, género en el que principiaban
a desarrollar, junto a Valera, Menéndez y Pelayo y Leopoldo Alas, escritores como Jacinto
Octavio Picón, González Serrano,
Ramiro de Maeztu y -cunoso y aislado'- Martfnez Ruiz, tan conocido
y admirado después con el seudónimo de Azorín "Dado es dueño de una prosa clara, elegante
y ágil No faltan en ella ni las estampas pintoresas, ni las frases ingeniosas, ni las observaciones sutiles,
ni los juicios literarios certeros- y
hasta duros en ocasiones"
Paradójicamente, es en una crónica sobre el Carnaval, que Rubén, al captar
la vitalidad del espfritu español,
celebra su alegrra y apunta: "Esta alegrfa es un buen sfntoma
Enfermo que baila no muere". Anhela que las manifesta ciones jubilosas que ha presenciado auguren "un
movimiento digno
de la patria antigua" "Hay que quitar de sus hornacinas -afirma Darío- ciertos
viejos
dolos
perjudiciales; hay que abrir todas las ventanas para que los vientos del mundo barran polvos y telarañas
." y concluye "Hay
que ir por
el trabajo y la iniciación en las artes y empresas de la vida moderna 'hacia
otra España', como dice
un vasco brevistmo y fuerte, el señor Maeztu Donde se encuentran diamantes intelectuales como los de Ganivet “el pobre suicida”, Unamuno, Rusiñol y otros pocos, es señal de que, ahondando
mucho, el yacimiento dará de sí"
'Todo el programa de la generación española del 98 se le encuentra sintetizado en estas líneas sencillas,
limpias y vellemee", comenta Torres Bodet
Qué mejor. para terminar este trabajo, que reproducir
un párrafo del ensayo "Hay que ser buenos y justo,
Rubén': con el cual don Miguel de Unamuno quiso saldar
su injusticia y su deuda con Darío, ya muerto éste· "Nadie como él nos tocó en ciertas
fibras;
nadie como él sutilizó nuestra comprensión poética Su canto fue como el de la alondra;
nos obligó a mirar a un cielo más ancho, por encima de las
tapias del jardín patrio en que cantaban,
en la enramada,
los ruiseñores indígenas. Su canto nos fue un nuevo
horizonte, pero no un horizonte
para la vida, sino para el oído Fue como si oyésemos voces misteriosas que venían
de más allá de donde a nuestros ojos se juntan el cielo con la tierra; de lo perdido
tras la última lontananza.
Managua. enero de 1998
"Cuando Darlo se presenta en
España, la gente pensante vive momentos de desilusión por la derrota reciente y
descontento con el estado del pafs.
Los
nuevos intelectuales comienzan
a buscar las causas del
decaimiento de España; sienten una urgente
necesidád de profundos cambios.
En este ambiente, que hierve
de emociones fuertes que todavía no se cristalizan, la llegada del más célebre
de los escritores de la América
española tiene una importancia especial.
Cuando los españoles están anhelando la renovación de todo, llega Darlo con su moderno estilo fresco, vital,
desbordante de bellezas antes insospechadas en la vieja lengua de
Castilla
Charles D. Watland
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