La cultura caribeña
No es muy fácil definir ni
conceptualizar a la cultura caribeña. La pretensión de hacerlo, nos llevará a
la investigación y al análisis de su historia, la que nos revelará su
composición multilingüe, su condición multiétnica, su hibridez intensa, su
sincretismo, su constante proceso de transculturización, y sus distintos
matices de desigualdad en el campo de desarrollo social, económico, político y
cultural.
El variado espectro
cultural nos presenta un gran espacio para la controversia y la confrontación
de intelectuales y académicos, ya que los diferentes discursos literarios
presentaban serias inconexiones, dado que eran escritas en inglés, español,
francés, y otras lenguas criollas. También, hay que señalar que una de las
causas más importantes de esa confrontación, fue la expresión artística y
literaria en íntima relación con una sola unidad social, histórica y cultural,
con diferentes factores entrelazados. Esta intima relación con la unidad
cultural Caribeña, se convierte en un criterio con características
conciliadoras, los críticos toman parte de él, y sustentan una cultura
específica que permite identificar a unas naciones de otras. Pero también
permite la unidad histórica, social y cultural de la región, teniendo muy en
cuenta la conceptualización del lenguaje, la historia y la religión.
Sobre la estructura
histórica de la literatura Caribeña, tenemos que afirmar que, esta se basó en
las tradiciones de la oralidad. Esta es la expresión primigenia literaria de
los grupos sociales que carecían de escritura en las regiones del Caribe. Se
tiene que agradecer a la conservación de la tradición oral, porque gracias a
ella, se han conservado en la memoria colectiva cultural del Caribe, un
importante número de lenguas originales y criollas. Estas lenguas nos han
permitido tener acceso a la riqueza cultural de los mitos, las leyendas sin
tiempo, y las costumbres del habitante caribeño: los braceros de Haití, el
guajiro de Cuba, etc. Las ancestrales costumbres pasadas oralmente de
generación en generación, nos abren las puertas para saber y conocer sobre las
curaciones del cuerpo y del alma o espirituales, la medicina naturista de antaño
basada en hierbas milagrosas colectadas por ellos mismos de los campos, también
se le puede llamar: medicina propiamente indígena. A esta cultura medicinal, se
le sumó un cúmulo de importantes tradiciones africanas, se juntaron en el
espectro de la emergente civilización caribeña, y permitió crear un espacio
importante del patrimonio cultural espiritual, se mantiene viva y forma parte
importante de la tradición medicinal de Latinoamérica. El gran escritor
mexicano Carlos Fuentes nos dice en su libro El espejo enterrado (2005)
“Pero en Cuba, la religión sincrética llegó a tener su propio nombre, la
Santería, y en la época en que se inició la revolución cubana era practicada
por las tres cuartas partes de la población” (Pág. 286-287).
Sobre las controversias y
las confrontaciones de la cultura caribeña, la historia, cultura y literatura,
también forman el espacio donde la tradición medicinal entra en pugna con la
modernidad: la cura tradicional en casa o en la de sus brujos, y el hospital y
sus demostraciones científicas. Las dos formas de considerar las enfermedades y
sus tratamientos, marcan una identidad al respecto en la región caribeña. Las
expresiones caribeñas van con sus gentes donde quieran y puedan emigrar, y
estos esfuerzos se convierten en la materia prima de la literatura, y ésta, a
su vez, la enriquece y finalmente logra su legitimización. A partir de estas
consideraciones básicas, la escritura del Caribe adquiere en el tiempo un solo
lenguaje, se comparte una sola historia marcada por el despojo injusto, la
diáspora marcada por el exilio y el desarraigo, y la búsqueda por el encuentro
de sí mismo. Esas son las razones por las cuales, el Caribe encuentra la
ansiada unidad temática en la vía hacia el encuentro de una respuesta, una
respuesta que satisfaga la cuestión del ser humano y sus generalidades
metafísicas. Este empeño forjará finalmente la identidad en su literatura,
gracias al logro de la identidad histórico-cultural.
En los estudios de
literatura enfocados en la identidad caribeña, cobran especial importancia
todos aquellos que hablan del negro caribeño. Para muchos historiadores e
investigadores, son considerados como los verdaderos hitos que trascienden en
la historia cultural y literaria del Caribe. Existieron movimientos importantes,
tales como: el negrismo, la negritud y el “back to áfrica”. El concepto afro
caribeño es la línea temática principal, pero sin embargo, los movimientos
mencionados, son presentaciones estéticas literarias que mantienen sus
diferencias con diversos matices. Por ejemplo, el negrismo, estuvo más ligado
al lado artístico, y la temática era lo más importante para su tratamiento
literario. La estética presentada por los negristas nos manifiesta una gran
expresión musical, que recibe el estímulo e influencia de tonalidades rítmicas
del lugar, por ejemplo: la Rumba, que tuvo gran incidencia en este propósito.
Podemos mencionar a varios poetas que escribieron bajo estas influencias: Luis
Palés, Emilio Ballagas, Zavarías Tallet, Nicolás Guillén, etc. Ellos marcan el
inicio de la conjunción: poesía, música y prosa, que al poco tiempo logra una
identidad unitaria, que es defendida por varios escritores en el tiempo del
movimiento negrista, y también, en el tiempo posterior a él. Respecto del
movimiento “back to áfrica”, una gran cantidad de intelectuales y escritores se
unen a través de una corriente, que luchará por reivindicar la expresión
cultural humanista, por descolonizar la región, y la libertad irrestricta de la
colonización mental. La concepción de Nación en la temática de la cultura
caribeña, propicia un reencuentro con lo nacional y con lo popular, y de esta
manera, se dio paso al florecimiento de una nueva estética presentada por
numerosos y grandes poetas. Este florecimiento, se extendió en todas las áreas
y manifestaciones artísticas, logró una gran cohesión expresiva en el contexto
general de la cultura caribeña.
La literatura caribeña
La historia de la
literatura caribeña, nos indica que, ésta, está compuesta por la literatura de
tradición oral, y por la escrita. Desde antes de la llegada de los españoles a
América en el siglo XV, y hasta nuestros momentos modernos. El contexto en el
cual se desarrolló, fue en la pluralidad presentada por sus diferentes lenguas,
y por sus variadas culturas, cada cual con sus propias tradiciones. Hubo gran
presencia e influencia de lenguas poderosas europeas, entre ellas, el inglés,
el francés, y predominantemente en español.
A partir de la influencia
de lenguas europeas y a su mezcla con las lenguas nativas del Caribe y la de
los esclavos africanos, se desarrolló El criollo. La temática de la literatura
del Caribe privilegió al problema de la esclavitud, el colonialismo, la
emigración obligada, la descolonización, y todos los temas sociales y culturales
de su tradición. También estaba presente, el tratamiento de la comunidad, el
paisaje, la sexualidad, la identidad, el dolor, la familia, etc.
La literatura caribeña no
se debe limitar tan solo a sus islas, porque, esto, nos obligaría a dejar de
lado, o a eliminar una gran afluencia de otras regiones bañadas por las aguas
del mar caribeño, que serían fundamentales en su desarrollo y explicación. El
origen de esta estética, se encuentra además, en las costas caribeñas de
Guyana, Venezuela, Colombia, centro América, e incluyendo el estado de Florida
de los Estados Unidos. Es menester considerar también, a la gran obra literaria
de grandes autores nacidos en el Caribe y de aquellos que tienen ascendencia
caribeña, y que viven fuera de sus países por distintas causales, y que
terminan por afincarse en algún lugar del planeta, preferentemente en Europa y
en las grandes ciudades de los Estados Unidos. Roland Forgues, en su libro El
fetichismo y la letra: ensayos sobre literatura hispanoamericana (1986), y
al explicar la visión literaria de Carpentier entre europeos e
hispanoamericanos, nos dice: “Nótese de paso que la obsesión de Carpentier por
encontrar un vínculo entre el viejo y nuevo mundo es una constante de su obra”
(Pág. 65).
La Literatura Oral es la
expresión literaria original y más antigua en el Caribe, ella es muy rica en
sus variadas tradiciones: los mitos, el folclore, las canciones, la poesía popular,
y las leyendas. La vigencia de estas expresiones aún se mantiene viva, lo hace
a través de la música popular, como el calipso, la bomba y la plena de Puerto
Rico, el Son cubano. Así mismo, existen
expresiones literarias a través de la narración sobrenatural, como la santería,
el vudú, el lucumi, la evocación a santos africanos como Shango y a otras
expresiones religiosas venidas de África. La literatura caribeña está llena de
exposiciones de refranes y dichos populares que interpretan y reivindican las
costumbres de África, historias míticas y fantásticas, relatos aldeanos y
muchas composiciones de discursos llenos de arengas populares.
Al empezar a tratar acerca
de las primeras expresiones literarias escritas en el Caribe, tenemos que
manifestar necesariamente, que durante el desarrollo del periodo de la
esclavización de los indígenas de América, y de los de África también, fueron
la autobiografía y la poesía, los más apreciados géneros literarios que se
desarrollaron entre el siglo XVI y el XIX. La producción literaria de este
tiempo, congenia una temática que rápidamente se convirtió en muy común entre
los autores de ese periodo. Por ejemplo: temas relacionados al exilio, al
desplazamiento, a la búsqueda de una identidad, a la inmigración, etc. Así,
apareció una obra muy significativa en lengua inglesa escrita por Mary Prince,
titulada The history of Mary Prince, a West Indian Slave (2004). Donde
se narra la historia de una esclava de las indias occidentales, con la
particularidad de ser contada por ella misma.
Las obras literarias
primeras que se escribieron en lengua española, tiene en primer lugar por
citarse al poemario y su autobiografía del esclavo llamado Juan Francisco
Manzano, los escribió entre 1820 y 1830 en Cuba. También es reconocido José
María Heredia, como uno de los grandes escritores del periodo romántico con una
temática anticolonialista. También está la obra del esclavo Plácido, quien
publicó Poesías (1838) y luego, Poesías escogidas (1842). Este
autor fue ejecutado en el año de 1844 por participar en una protesta y
levantamiento de esclavos. Miguel Barnet escribió Biografía de un cimarrón
(1966), se trata de una novela que narra la vida de Esteban Montejo, un esclavo
que llegó a los 104 años de vida. Otro gran escritor dominicano, Max Henríquez,
fue autor de varios libros con temáticas de corte nacionalista, los escribió a
lo largo del siglo XIX. Manuel de Jesús Galván, considerado como el creador de
la literatura moderna de la república Dominicana fu un connotado
independentista, presentó su obra Enriquillo (1882), donde nos narra un
acto de sublevación de indígenas en contra de los primeros españoles
colonizadores. Luego, continuó el desarrollo de la literatura a través de la
novela especialmente durante todo el siglo XIX.
Al llegar el siglo XX,
varios de los países del Caribe no habían obtenido aun su independencia, y como
consecuencia de ello, el desarrollo de su literatura tradicional nacional, se
encontraba estancado. Sin embargo, y luego de alcanzar las independencias
respectivas, nace la corriente de identificación de la cultura negra, y se
presenta el concepto de La Negritud. La obra clásica de esta expresión está
representada por el poema Regreso a la tierra natal (1939) escrito por
Aimé Césaire. Este movimiento afincado en las islas caribeñas, nos presenta
temas de origen africano que son expuestos buscando la inspiración exótica,
para lograr una identidad africana.
Se nos hace imprescindible
agrupar a las tres islas hispanoamericanas más importantes, hablar de ellas
acerca de su literatura, de sus aportes e influencias para el mundo literario
de Latinoamérica. Y estas son: Cuba, República Dominicana y Puerto Rico.
Cuba
La isla madre de las
Antillas caribeñas, tuvo mucha actividad literaria a través de su historia. Sin
embargo, creemos que su literatura, empezó realmente a desarrollarse al inicio
del siglo XIX, en ese periodo de tiempo fue construyendo un estilo original y
propio, y logró una identidad cultural literaria. En este periodo, los trabajos
publicados en Cuba, tenían como la característica principal en sus obras, el
tratamiento y desarrollo de temas abolicionistas. Sus representantes más
conspicuos de este género son Cirilo Villaverde y Gertrudis Gómez de
Avellaneda. Cuando se llevó a efectos prácticos la abolición esclavista en el
año de 1886, la gran mayoría de escritores cubanos, enfocaron sus esfuerzos y
talentos al desarrollo del tema de la esclavitud.
Posteriormente, en el
periodo de la lucha por la independencia, aparece una gran personalidad, una
gran influencia histórica y cultural en Cuba, Una nueva literatura es propuesta
por José Martí. El, fue uno de los que encabezaron el nuevo movimiento del
Modernismo en el campo literario de América Latina. Entre sus temas preferidos,
se encuentran los referidos a la libertad, la independencia, y el inmenso amor
sentido por su patria. La profesora y escritora cubana Rosario Rexach, nos dice
en su libro Estudios sobre Martí (1985), citando a Martí: “Un principio
justo desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército…” (Pág. 54). También
hubo espacio para la literatura contestataria y de protesta social, la poesía
de Nicolás Guillén alcanzó una de sus mejores expresiones. Posteriormente,
emerge la figura de Alejo Carpentier, un escritor que ofrece un nuevo
manifiesto literario, realiza un trabajo de tratamiento personal a grandes
cuestionamientos universales. También, es digno resaltar, que fue él, el
primero en mencionar y trabajar el concepto de “lo realmente maravilloso”, que
luego devino en el Realismo Mágico trabajado especialmente por Gabriel García
Márquez.
República Dominicana
La República Dominicana y
sus expresiones literarias, se extienden más allá de la producida por sus
autores en el propio suelo de la isla. Pues hay muchos escritores dominicanos
que se encuentran fuera de su territorio, pero que siguen aportando con su
trabajo al desarrollo y grandeza de su literatura. Sus trabajos se remontan al
tiempo de la colonia, pero tienen mayor preponderancia, aquellas obras
escritas, luego de lograr la independencia nacional. A partir de ello, su
literatura siempre ha estado en constante actividad por lograr una gran
expansión al interior y exterior de la isla. Los escritores han realizado
trabajos en distintos y variados tipos de literatura, y en sus trabajos, se ve
reflejada la utilización de elementos y figuras literarias de los indígenas
caribeños, la influencia africana, y por supuesto, la gran influencia española.
Y también, la gran temática inspirada por las constantes inmigraciones por
razones económicas, y políticas principalmente.
La producción literaria de
la república Dominicana, ha sido realizada principalmente, a través de los
géneros de la novela, el cuento, la poesía y el ensayo. Todos ellos
entrelazados con la historia, ha examinado y expresado los acontecimientos
políticos, económicos y sociales de la nación. Esta fue una tarea
impostergable, ya que luego de su descubrimiento, se afincaron diversas
influencias de pensamiento, entre ellas: el pensamiento europeo, el
norteamericano, y alguna influencia de pensamientos orientales. La Novela tuvo
un desarrollo un tanto tardío, el desarrollo obtenido fue menor a la de los
otros géneros, fue influenciada por el Romanticismo Francés expresado en las
obras de Víctor Hugo. Y su temática, preferencialmente estuvo referida al
cultivo y producción de la caña, a la espiritualidad bíblica, y a sus
tradiciones y costumbres. El Cuento obtuvo mayor importancia y trascendencia, el
cuento caracterizado por el Modernismo aparece en la segunda mitad del siglo
XIX, un poco tarde respecto de otros países latinoamericanos. Su mayor
exponente es el maestro de Hispanoamérica, Juan Bosch, entre sus grandes obras
podemos citar a tres colecciones de ellas, todas ellas referidas al tema del
exilio. La Poesía obtuvo gran prominencia, un gran desarrollo durante el siglo XIX,
y en el siglo XX se izo aún más fuerte, surgió el vanguardismo y con él, logró
gran madurez. El Ensayo ha sido para los intelectuales dominicanos, el gran
escenario donde se expusiera el talento, los ensayos dedicados a la política
independentista son los más destacados. Y su gran exponente, sin duda, es Pedro
Henríquez Ureña, un ensayista académico literario.
Puerto Rico
La literatura de Puerto
Rico tiene varias manifestaciones y expresiones culturales. Podemos extenderla
a la mitología taína, a las crónicas del descubrimiento y conquista de América,
su propia literatura colonial, su tradición oral vigente, los diversos periodos
literarios paralelos con España, y a su encuentro con su literatura propia, la
que les permite ostentar su propia identidad literaria.
Fray Ramón Pané, es quien
vivió entre 1494 y 1499 en la isla La Española, y gracias a él, se puede
conocer a través de su trabajo, una gran exposición de los ritos y creencias de
los indígenas, que nos instruye sobre su expresión literaria de arahuacos y
taínos. Su trabajo nos permite saber la cosmovisión de los aborígenes, su
relación con lo religioso y lo mítico de su mundo. Y su concepción mitológica
para explicar el origen cósmico, la humanidad y la prolongación de la vida luego
de morir. El mismo, nos hace saber acerca del Areyto, que es un canto épico al
ritmo de tambores para bailar y celebrar los triunfos de sus héroes pasados. En
la época del descubrimiento y conquista, el llamado y hasta ahora querido
Boriquén Taíno, fue reemplazado por el nombre de San Juan Bautista, en honor a
su explorador y colonizador Juan Ponce de León, y la cultura taína feneció. La
nueva cultura estaba relacionada al descubrimiento y a la colonización. Existe
una obra literaria que nos puede resumir a todo este periodo: Historia
geográfica, civil y política de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico
(1788), este trabajo fue escrito por Fray Iñigo Abbad y Lasierra.
Desde el siglo XIX, Puerto
Rico ha estado presente en la literatura latinoamericana a través de los
distintos periodos y estilos literarios. Luego del Colonialismo, el
Romanticismo, el Realismo, el Naturalismo, el Modernismo, el Vanguardismo y
hasta nuestros días. Cultivó la poesía, el teatro, la narrativa, el ensayo, la
prosa, etc.
Es necesario referirnos a
un nuevo y cada vez más presente concepto cultural, El Neo nacionalismo, un concepto muy ligado al problema de la
identidad, a la esencia misma de Puerto Rico que toca sus tradiciones y su
cultura en general. Respetables intelectuales del mundo académico, han
planteado que Puerto Rico es un territorio victimizado por la
“americanización”. Mediante este proceso, se desarrolla todo un sistema
complejo que induce al cambio de costumbres, tradiciones, ideales, y a
desvirtuar la lengua, bajo la influencia de los estados Unidos. Sin duda, la
afección y daños ponen en peligro la destrucción de la esencia misma de la
cultura. La literatura no es ajena a estas amenazas, pero a pesar de todo esto,
ésta, no se ha detenido, por fortuna, el orgullo puertorriqueño ha permitido
que escritores importantes establezcan puentes culturales a través de su obra
entre la Isla y Estados Unidos. Podemos mencionar a Esmeralda Santiago, una
escritora contemporánea, y a su novela Cuando era puertorriqueña (1994)
en donde nos dice: “Había dos clases de puertorriqueños en la escuela: los
acabados de llegar, como yo, y los nacidos en Brooklyn de padres
puertorriqueños. Los dos grupos no se juntaban” (Pág. 249).
La identidad y el Estado Nación en el Caribe
Para referirnos a la
Identidad y el Estado Nación en el Caribe, es necesario tomar en cuenta la
compleja realidad histórica de esta región. Esta realidad histórica está
compuesta por grandes temas centrales históricos, tales como: el poder sobre
sus límites geográficos, las pugnas políticas internas y externas, los
problemas sociales no resueltos, y sus grandes expresiones culturales.
A partir de esta
complejidad planteada, se han dado a través de la historia, variados procesos
históricos en todos los campos, éstos, han ido logrando de a poco, expresiones
que unifican sus sentimientos y tradiciones, que en el tiempo termina por
concretarse en la ansiada Cultura Caribeña. La realidad colonial nos presenta
una serie de componentes, que ligados a la fuerza exótica del paisaje, le da al
Caribe una capacidad expresiva original. Esos componentes históricos nos
remiten al análisis de temas impostergables, tales como: las plantaciones y la
economía, la esclavitud y su repercusión social, los cimarrones y su aporte
cultural, los cambios de lenguas, la raza y su mezcla, la religión y la
sincretización, la creolización, etc.
El discurso caribeño como
expresión cultural, alberga grandes cuestionamientos en torno al tema central de la identidad, tanto, que se
convierte en el “leitmotiv” de su producción literaria y cultural en general.
Por ello, consideramos que, la construcción de la Identidad caribeña se da
desde y a través de diferentes visiones: el idioma, interrelación racial,
interrelación social en general, expectativas postcolonial, expresión
diversificada cultural, conservación de tradiciones, confrontación de
religiones, y la religión afro caribeña como expresión artística y cultural. La
primera novela publicada en 1933 por el gran escritor cubano Alejo Carpentier, Ecue.yamba.o
(1980). Nos muestra un gran paisaje lleno de particularidades afrocubanas, y
nos dice: “La férula de la sirena no se hace tan dura y puede mirarse con
suficiencia, desde lo alto del pescante, a los jamaiquinos con sombrero de
fieltro, que inspiran el más franco desprecio, a pesar de que tengan el orgullo
de declararse “ciudadanos del Reino Unido de Gran Bretaña…”” (Pág. 33).
En el campo de la
literatura, se puede observar claramente que está contenida de reflejos
derivados de la expresión cultural y sus grandes cuestionamientos acerca de su
Identidad. Esta actividad permite reescribir la historia del Caribe, a partir
de dos pilares: la historia general, donde se narran sus luchas épicas y sus
rebeliones en contra de la colonia y su poder; y la historia individual, que
realza la intimidad personal, la memoria individual, y la vida cotidiana de sus
habitantes. Toda esta actividad es entendida y dirigida a lograr la Identidad,
evitando la asfixia de los esquemas ideológicos y las consideraciones
estéticas, sólo ostentando el concepto central y claro de libertad. Por lo
expresado anteriormente, se dificulta el establecimiento de una definición
acerca de una literatura como propiedad caribeña, adjunta a la ideología discursiva
o a las consideraciones técnicas estéticas. Pero son innegables los ricos
matices presentados y expresados en los trabajos de sus escritores, su temática
es amplia y variada. El discurso literario caribeño nos presenta constantemente
los enfrentamientos raciales, de lenguas, la conjugación del tiempo y la
memoria, pérdida original de identidad, el desarraigo, el dominio español y
colonial, la esclavitud, el sincretismo religiosos, el mito, la memoria
africana, la concepción de isla y travesía, etc. Todos estos contenidos de la
actividad literaria desembocan directamente en la constante búsqueda de la
Identidad, que como dijéramos al inicio, es la respuesta al cuestionamiento de
la realidad histórica del Caribe. En un enfoque contemporáneo, podemos decir
que, la construcción social de la identidad que conlleve a la integración del
Caribe, debe de considerar los espacios que permitan luchar por el poder que
les corresponde, que se logre la percepción dinámica de propiedad, que los
agentes activos tengan y manifiesten su razón y convicción acerca de su propia
Identidad.
En cuanto a lo que se
refiere al concepto de Estado Nación en
el Caribe, Tenemos que remitirnos a los acontecimientos ocurridos a partir del
siglo XIX, cuando el concepto de soberanía estaba referido a la posesión
inalienable de tierras por el Estado Nación. Y en ese sentido, las tres islas
mayores, como son: Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, han sufrido
grandes embates por parte de países europeos y de los Estados Unidos de América
también. Las consecuencias de estas intromisiones injustas, han devenido en
poder sobre parte de los territorios de las dos primeras, y en el caso de
Puerto Rico, la influencia total en su territorio por parte de los Estados Unidos.
Estas acciones, han incidido directamente en movimientos revolucionarios y
luchas constantes por lograr el respeto a sus soberanías. Y las consecuencias
han afectado directamente a la estabilidad política y geográfica, a la
expresión de su acervo histórico y cultural, a la fuerte influencia sobre la
lengua, y a la concepción patriótica nacional de cada isla.
En el nuevo y actual
concepto modernista del Estado Nación, se ve la marca de un nuevo y amplio
componente en la composición estructural del mundo moderno. Me refiero a la
Globalización, concepto que viene demarcando las actividades y funciones de las
naciones en un contexto entrelazado mundial, donde todos tienen que ver con
todos. Si bien es cierto, que este sistema globalizado ha traído algunas
ventajas a las naciones menos poderosas, es más cierto, que las transnacionales
de los países poderosos han podido acomodar a su favor la riqueza material,
capitales y la mano de obra mal pagada. Las nuevas estructuras políticas son
influenciadas directamente por las económicas, y con ello borrar el concepto
Nación Estado del siglo XIX, para pasar sistema del Estado Región. En este
nuevo espectro político mundial, las naciones del Caribe, ya afectadas por los
acontecimientos mencionados, se han convertido en espacios territoriales sin
soberanía, o con soberanía muy débil. Está claro, que las consecuencias de este
nuevo fenómeno afectaron y seguirán afectando a las naciones más pequeñas y débiles,
y entre ellas a Las que componen el Caribe. Y ahora vemos con tristeza, que las
expresiones culturales en todos sus campos y géneros, están influenciadas,
principalmente por los Estados Unidos. Salvo la actividad luchadora de algunos
de sus intelectuales, quienes ven mucha riqueza genuina por defender en sus
naciones. El ingeniero y escritor Keniche Ahmae, escribe en su libro El
próximo escenario global (2005). “El desarrollo continuo de la economía
global terminará por socavar al Estado-nación y favorecerá la región” (Pág.
121).
Ante la nueva imposición y
composición histórica mundial, se puede pensar que en el Caribe pueda
constituir la unificación cultural. Dado que existen muchos y pretéritos nexos
históricos y culturales, y hasta raciales que los une. Y eso ya sería un gran
avance por lograr el sueño de ser un solo Caribe integrado. Y dejar atrás
procesos de retrasos, como los que se dieron en los últimos veinticinco años
del siglo XX.
La diáspora caribeña
El Caribe es una región
heterogénea, y por ello, muy compleja de poder conceptualizar la Diáspora que a
lo largo de su historia se ha dado en diferentes etapas, causas y razones. Las
distintas diásporas dadas a través del tiempo, están compuestas de profundas y
diferentes raíces, de diferentes religiones, de tradiciones y creencias
diversas, y por una gran población donde se habla varias lenguas: español,
inglés, francés, holandés, etc. Esta diversidad de elementos contenidos en la
diáspora caribeña, crea dificultad para lograr definir correctamente a la
diversidad social caribeña. Así mismo, es de tener muy en cuenta, que la
cultura caribeña nos muestra diferencias entre uno y otro país; y así mismo,
los distintos niveles económicos alcanzados en cada una de las naciones de la
región.
La región del Caribe tiene
registrado una de las más altas tasas de emigración, y la mayoría de estos
emigrantes se afincan en los Estados Unidos; entre Cuba, Puerto Rico, República
Dominicana, Jamaica y Haití existen más de diez millones de residentes en
naciones extranjeras. La característica principal del motivo de su emigración
es laboral, se ha venido dando desde los años de 1950. Los emigrantes del
Caribe, históricamente siempre han tenido como destino objetivo, a Canadá, el
Reino Unido, y por supuesto a los Estados Unidos. Al detenernos en este último
país, debemos advertir, que la diáspora del Caribe se localiza mayoritariamente
en dos grandes ciudades: Miami y Nueva York, pero a lo largo del país del
norte, la gran comunidad caribeña se ha ido afincando en territorios de una
gran lista de ciudades.
El caso de Puerto Rico y
los Estados Unidos merecen atención especial, ya que ambos países mantienen una
larga y estrecha relación en todos los planos. La asociación entre ambos se ha
enfocado principalmente en los planos políticos y económicos, al discurso amigable
y de similitud cultural, y a la llegada de probablemente la mitad de
puertorriqueños al país del norte. Y sin embargo, las expresiones literarias de
Puerto Rico aun no se conocen adecuadamente entre las sociedades académicas ni
entre los lectores corrientes. Por tal razón sus escritores son desconocidos,
salvo algunas excepciones, ni tampoco existe alguna antología literaria en
inglés. Y en cuanto a los autores que publican sus obras en inglés, donde
narran y describen escenarios norteamericanos, éstos siempre se encuentran
fuera del canon de la literatura norteamericana.
Poco antes de terminar la
década de los años de 1960, emerge en el mundo literario estadounidense, una
nueva voz con características diferentes: “Nuyorican”, que es una adaptación conjunta
de New York y Puerto Rican. La principal característica de este nuevo concepto
literario, a diferencia de los otros países caribeños, es que la palabra
Nuyorican junta y funde a dos tipos de literatura pertenecientes a dos naciones
diferentes, y a dos visiones artísticas diferentes también. A partir de esta
aparición, se inicia la consideración de una literatura de Puerto Rico nacida
de la cotidianeidad de este país. Y al lograr surgir y consolidarse como una
corriente literaria de Puerto Rico escrita en inglés, ésta, toma una posición
contraria a la corriente literaria de los Estados Unidos. A partir de entonces,
la literatura puertorriqueña, ocupa un espacio específico como un movimiento
cultural en plena coherencia, y gracias a la presentación de una gran variación
en su producción, finalmente se posiciona como una corriente literaria con
identidad propia dentro del espectro literario de Estados Unidos.
En la actualidad, es una
realidad, que el interés por leer la literatura de origen portorriqueño ha
crecido, así mismo, también se ha visto beneficiada su historia al saberse
interesante ante la crítica académica. Ya es normal, que aparezcan artículos en
revistas especializadas, para dar cuenta de las novedades literarias, comentar,
criticas, también algunas construcciones de antologías literarias, y la
existencia de cuantiosos libros en las bibliotecas universitarias y públicas de
este país. Tal es el caso del libro de antologías de Josefina Rivera de Álvarez
y Manuel Álvarez Nazario titulado: Antología general de la literatura
puertorriqueña (1982). Y en el año de 1982 se publicó por primera vez, un
libro de literatura de Puerto Rico en los Estados Unidos, el libro se titula: The
Nuyorican Experience, y su autor es Eugene Mohr, quien a través de su obra,
nos da una muestra panorámica de la producción literaria puertorriqueña, y el
reconocimiento de sus autores.
La negritud cultural del caribe
El término y concepto
Negritud, es un movimiento literario que juntaba a escritores de raza negra,
denominados “francófonos”. La escritora negra llamada Aimé Césaire lo mencionó
e izo público por primera vez en la revista El estudiante negro (1935).
Para ella, Negritud significaba entre otros conceptos: “rechazo de una
determinada imagen del negro tranquilo, incapaz de construir una civilización”.
La raza negra ha sido básicamente de gran importancia para la conformación la
gran sociedad caribeña. Su existencia ha ayudado a lograr una identidad con
características propias y diferentes a las de otras sociedades del mundo.
Entonces, el negro es realmente el único exponente que une a las islas
antillanas, y es la pieza clave para cualquier estudio o proyecto de
consolidación caribeña. La pretensión de este nuevo concepto literario, es el
de valorar y reivindicar a la raza negra
en general y su identidad.
La Negritud es una
corriente literaria que exalta los valores y expresiones culturales de los
pueblos de raza negra. Se constituye en la base histórica ideológica que
impulsará los distintos movimientos independentistas del continente africano. Con la aparición de la Negritud y la
influencia de la revista Présence Africaine se crea una fuerza cultural
que causa efectos muy fuertes en la sociedad en general. Da motivo para que
intelectuales de raza negra del mundo entero se reúnan, y que además, permite
que se le unan famosos intelectuales, Jean Paul Sartre por ejemplo, que al
referirse a la Negritud, dijo que era: “la negación de la negación del hombre
negro”
La historia nos recuerda
sin embargo, la situación de la Negritud a través de los tiempos. La esclavitud
de los negros permitió que muchas regiones del mundo, se relacionen con esta
raza. Ya sabemos, que por donde el negro pasara en condición libre o esclava,
éste, fue condenado a sufrir una brutal explotación, y sin embargo, siempre
dejó su huella imborrable. Así, la consideración y disminución del negro a
“cosa”, su condición de esclavo y la propia explotación, le dan al negro una
expresión cultural muy diferente y especial. Y así, nada fue más fuerte y que
pudiera impedir, su aparición protagónica en las artes, y entre ellas, la
literatura.
Para muchos intelectuales y
académicos de literatura, le temática negra expresa una reacción culturalmente
hablando, en contra del imperialismo cultural de los Estados Unidos. El
establecimiento de códigos que ayudan a entender la literatura afro caribeña. Algunos
la consideran como retórica, porque ven que
en ella existe el predominio del ensueño y nostalgia por el continente
africano. Se le considera también, como una literatura dentro de la romántica,
por la expresión de ideas europeas en sus análisis de la condición primitiva y
bárbara de África. Las constantes menciones de elementos literarios afro
caribeños, terminan por moldear esta expresión cultural y dar paso a un real
reflejo de la conciencia individual y colectiva del Caribe. La esperanza de
lograr autenticidad literaria, está
basada en la expresión de la voz del negrismo, en la expresión de la voz del
negro verdadero.
La literatura de la
Negritud inserta su propio lenguaje, con ello, enriquece y exalta el valor de
la literatura del Caribe y de toda Latinoamérica, sus aportes étnicos y
sociales se convierten en la base estructural de su lucha por lograr su
definitiva reivindicación en todos los planos. Muchas formas de expresión y
creación literaria se han dado y desarrollado, teniendo como base la presencia
ancestral de África en el Caribe y en Latinoamérica, y todas han aportado a la
creación literaria y a los movimientos sociales de reivindicación de la raza
negra en el continente americano. Sus manifestaciones culturales llenas de
hibridez, han dado lugar a la multiplicación de distintas realidades y han
permitido características propias que
identifican la cultura caribeña.
La Negritud entonces, fue
una corriente cultural con extensión internacional, donde el negro es el punto
central estético, y su expresión en el Caribe nos dejó hondas huellas
literarias. En la actualidad se presentan varias nociones acerca de la Negritud,
y nos hablan de criterio, de identificación, donde y desde las cuales se rompen
barreras de índole racial y nacional. Gracias a ello, se ha revalorado la
concepción de Negritud. La internalización colectiva de la unidad cultural y su
diversidad en la realidad caribeña, se ve reflejada en su producción literaria.
Y su discurso que inspira la justicia y la revaloración, con el aporte de
teorías y metodologías, va más allá de la tradicional forma crítica, y nos
permite lograr la eficiencia interpretativa de su temática variada y llena de complejidades.
Ya hemos dicho
anteriormente, que el tema de la Identidad ha sido el leitmotiv en la
literatura del Caribe. La unidad ha sido uno de sus principales principios, y
su enfoque coincidente con el sentimiento racial, lingüístico y étnico de los
grupos que la componen, nos afirman que la cultura del Caribe ha sido
construida teniendo a la Negritud como a uno de sus principales aspectos
protagonistas. Gracias a ello, las diversas causas antillanas han sido
defendidas y construidas en virtud de la presencia expresiva de su literatura.
Por lo tanto, hará falta entonces, internarse en la inmensidad literaria del
Caribe para entenderla correctamente, para ver su crecimiento y ver construida
y fortalecida su identidad.
La literatura oral del Caribe
La tradición folklórica
literaria nos indica y enseña a obtener una concepción amplia de la realidad de
una comunidad, pueblo o ciudad, en virtud a la palabra escrita y a la palabra
oral. Al examinar el léxico, el acento, se está tomando en cuenta a elementos
importantes para la formación esencial del habla popular de una sociedad. Esta
expresión popular está comprendida por la narración de fábulas, leyendas y
cuentos; así también, se comprende a la poesía, la copla; la paremiología que
contiene refranes, dichos, exageraciones y comparaciones. La literatura escrita
toma forma y desarrollo a partir de las tradiciones relatadas en forma oral, y
muchas de sus expresiones, por fortuna, se han conservado a través del tiempo.
Tradicionalmente, siempre
se ha relatado oralmente los mitos y a muchas de sus supersticiones. Todos los pueblos caribeños tienen sus
creencias, mediante las cuales, la gente expresa sus sentimientos y a partir de
ellas se implanta el Mito. A partir de esta creación, se trata de explicar
eventos que supuestamente proceden del más allá, las cuestiones de nuestro
origen y existencia. Entre los mitos se encuentran la presencia de seres
abstractos, sean estos humanos o semihumanos; seres de la naturaleza e
imaginación personificados, se les da una significación y la obtención de una
consistencia histórica, como si fuera una ley.
Existen muchos ejemplos de
Mitos, leyendas, supersticiones, refranes y dichos. Creemos que con un par de refranes podremos
satisfacer las expectativas de este género.
1. Al bagazo poco caso y al mojón poca atención.
2. Amor de lejos felices los cuatro.
Discurso de la literatura caribeña
La historia y cultura del Caribe
tiene pertenencia latinoamericana, por lo tanto, su literatura está comprendida
dentro de un discurso de defensa de la identidad cultural en todas sus
expresiones. La unión del Caribe con el resto de Latinoamérica, se da en virtud
a los lazos comunicantes establecidos en el pasado indígena y en el periodo de
la colonia, donde la brutal esclavitud, sus sistemas políticos y económicos, y
sus luchas por la independencia, fueron la constante lucha y causa de unidad.
La gran importancia hacia
la temática ontológica, siempre ha sido el gran objetivo de la literatura
caribeña, por esa razón, el discurso literario expresado por los autores
caribeños, siempre ha contenido una fuerte dosis de humanismo y revaloración de
la persona como ente creador. La literatura se transforma en una gran tribuna
para formular reclamos de libertad, justicia y unidad. Esta presentación
literaria muestra con absoluta claridad patriótica, los ideales de igualdad
racial, de inclusión y de la presencia del ser por sobre todo.
Los escritores caribeños
nos muestran a través de sus trabajos, la constancia de su tradición luchadora
y de la fortaleza del caribeño, la constitución de la mitología, su ritualidad,
sus leyendas, y sus expresiones culturales representativas. Por tal motivo, el
Discurso de la Literatura Caribeña nos presenta la identidad cultural de sus
islas en relación con el resto de Latinoamérica, y también, nos remarca la
identidad tradicional de la región caribeña. Un ejemplo de unidad e identidad
cultural, es la medicina tradicional. En el folklore popular de la medicina, es
un híbrido al igual que la cultura, y se expresa a través de prácticas muy
antiguas como la llamada medicina verde,
que son expresiones de sabiduría pasadas oralmente a través de las
generaciones. Y en la práctica, un curandero o chamán cura o sana
embrujos con oraciones y rezos, y realiza conjuros contra otras maldiciones.
La literatura puesta de
manifiesto en el Caribe, cuenta con una gran veta en su patrimonio histórico.
Por eso, su discurso literario se caracteriza por acopiar y recrear todo tipo
de manifestación cultural que expresen la identidad de los pueblos del Caribe.
Los factores que inciden directamente en la cultura antillana, son variados:
tiene lenguaje plural, está compuesta de varias etnias, muestra una gran hibridez,
existencia de sincretismo, y presenta desigualdad en los niveles de desarrollo
político, económico y social. Este cruce de factores o ingredientes promueve la
controversia en el campo académico, pues se percibe este discurso como la
expresión literaria inconexa, y también como una expresión literaria de unidad
histórica y cultural. Este segundo concepto, es considerado como el de mayor
validez, pues sus criterios se imponen en los debates culturales, ya que se
considera, que está sustentado en la consideración de la diversidad cultural
entre una nación y otra, y en el concepto textual literario que nos marca la
trilogía entrelazada del lenguaje, la religión y la historia. El filósofo y
escritor francés Edgar Morin, nos dice en su libro: El Método 5: La
humanidad de la humanidad (2009): “Cada lengua obedece a sus propias reglas
de gramática y sintaxis, tiene su vocabulario propio, que constituye su
singularidad, pero estas propias reglas obedecen a estructuras profundas
comunes a todas” (Pág. 40).
La literatura dedicada a la temática del
exilio, siempre ha tenido una creciente producción, el exilio ha permitido
variados estudios y análisis críticos de su realidad, y enfocándose en los
viajes, las migraciones, la nostalgia de la niñez, etc. En la literatura, la
cultura y la crítica académica, se forjó teorías denominadas postcolonial,
donde se estudia el mundo presente, el pasado y el neocolonial, este trabajo ha
logrado reivindicar a los segmentos sin voz de la sociedad, que antes fueron
callados por los discursos hegemónicos de la colonia. Así, vemos como la
cultura híbrida caribeña cobra un nuevo
valor lleno de rebeldía, tanto de la mujer como del hombre. De acuerdo con las
teorías postcoloniales, aparece en nuevo discurso de género. La mujer caribeña
aparece y ocupa un gran espacio en el firmamento literario de la región. Un
grupo numeroso de escritoras conscientes de su condición subalterna, han sabido
reclamar sus derechos desafiando y demandando una revisión del canon hegemónico
y patriarcal, y ser ubicado en un espacio mucho más real en el contexto
caribeño. El resultado fue rápido y eficaz: se instaló un nuevo canon en la
literatura, la imagen de la nueva realidad había sido captada por la
sensibilidad femenina, y se plasma el nuevo discurso de la mujer. Sin embargo,
la otra parte no se ha quedado quieta, y sigue planteando nuevas teorías a
favor de la revisión de las historias literarias con el fin de lograr la
integración de la identidad, desde la perspectiva de las diferencias de género
y su orden complementaria de ambas partes.
La nueva percepción
literaria y su identidad, presentan conceptos inseparables en la conformación
de su discurso renovado. Tratan sobre lo real maravilloso, la insularidad, lo
barroco, lo neobarroco, etc. El discurso de la literatura del Caribe, está
basado en una idea estética sobre el ser y sus capacidades. Su análisis nos
lleva obligatoriamente a sumergirnos en su historia y su patrimonio cultural de
la región. Finalmente, podemos decir que, la cultura del Caribe ha sabido ser
honrada por sus escritores, al punto de haber logrado su indiscutible
identidad.
Representantes de la cultura y literatura del Caribe
Estamos considerando
solamente, a algunos de sus más grandes representantes. Queremos dejar constancia,
de que existen muchos más de los que a continuación mencionaremos.
José Martí
Nació en la Habana, Cuba el 28 de enero de 1853. Se dedicó a muchas
actividades intelectuales, entre ellas, a las de político, pensador, filósofo,
periodista y poeta. Fundó el Partido Revolucionario Cubano, organizó la guerra
necesaria, y fue uno de los primeros
escritores, junto a Rubén Darío, en pertenecer al movimiento literario del
Modernismo.
Políticamente, es
considerado como un liberal demócrata. No fue un antirreligioso, sin embargo,
criticó seriamente la administración de la fe que la iglesia católica impartía.
Su lucha política fue trasladada e incluida en su discursó literario, poniendo
en alto relieve su incondicional amor por su patria. Estas posturas y luchas
políticas, lo llevaron a ser deportado varias veces, recorrió varios países de
Europa y América, regresó a Cuba de incognito para tomar instrumentos políticos
de primera mano, y poder utilizarlos en su lucha revolucionaria. En su lucha
priorizó el logro de la unidad cubana y convertirla en una verdadera Nación, el
término de la influencia de la España colonial, y neutralizar la eminente
expansión de los Estados Unidos sobre Cuba.
Tiene una producción
literaria muy vasta, y muchos historiadores, intelectuales y académicos han
escrito centenares de libros sobre su obra. Cultivó de manera muy especial, la
poesía y el ensayo. Una de sus poesías más renombradas es: Versos sencillos
(1891), y un ensayo siempre muy comentado es: Nuestra América (1891). Su
legado se ha convertido en la historia obligada para los cubanos, es el
auténtico padre de la patria, y dando una gran muestra de su consecuencia con
su lucha, murió peleando en el campo de batalla contra los españoles. Ese
fatídico día, llegó el 19 de mayo de 1895.
Alejo Carpentier
Nació en Lausana, Suiza el
26 de diciembre de 1904. Sin embargo, es considerado cubano, dado a su
permanencia y cariño demostrados a esta isla.
Fue un intelectual dedicado a la narrativa, escribió numerosas novelas y
ensayos. Con su producción literaria, influyo de gran manera en el auge de la
literatura latinoamericana, fue el primero en considerar el concepto de lo real
maravilloso en la literatura. Este nuevo concepto literario que Carpentier
tratara y trabajara en su narrativa, en el tiempo deviene en lo que luego se
llamaría Realismo Mágico, tan bien trabajado por Gabriel García Márquez. Muchos
teóricos se han ocupado de este estilo literario, y han vertido similares y
distanciadas opiniones al respecto. Así mismo, se ha tratado de definirlo, y al
final de todas estas lecturas, podemos ensayar una nuestra, como compendio de
lo leído y estudiado: Creemos que se trata de una temática combinada, donde el
autor trata de hacer ver reflejada una determinada realidad, dentro de un
espacio muy cuidado, donde los detalles armonicen con la exactitud, y las
técnicas permitan la integridad y unidad de la obra. También se desempeñó como periodista y
musicólogo. Sobre estas actividades, el autor nos ha dejado una gran producción
en artículos periodísticos, y numerosos ensayos dedicados a estudios
importantes sobre la música.
Salomé Ureña de Henríquez
Nació en Santo Domingo,
República Dominicana, el 21 de octubre de 1850. Ella, es una de las grandes
escritoras dedicadas a la poesía, no solamente de su patria, sino que también
de América. Sus actividades sociales dejaron honda huella en la sociedad
dominicana, una muestra de ello, es la fundación del centro femenino llamado
“Instituto de Señoritas” en 1881. De él, y luego de seis años, seis mujeres
alcanzaron graduarse como las primeras maestras normales.
Su producción literaria
estuvo dedicada a la poesía, su temática fue muy variada: las costumbres, el
paisaje, la vida cotidiana, y el fervor por su patria. Entre las más
renombradas, se encuentran: “A Quisqueya”, “La Gloria del Progreso”, “Ruinas”,
etc.
Eugenio María de Hostos
Nació en Mayagüez, Puerto
Rico, el 11 de enero de 1839. En su andar de estudiante, de trabajador,
luchador social e intelectual, recorrió muchos países de Europa y América. Su
actividad literaria le permitió producir novelas, cuentos, ensayos y poesías. Entre
su vasta obra, podemos citar a “La novela de la vida”, “Poesías y comedias”,
“Ensayo crítico de Hamlet”, etc.
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