Los géneros
literarios
lírica, épica, dramática y ensayística
Desde épocas muy antiguas,
los filósofos y teóricos de la literatura han tratado de establecer
categorías que buscan explicar y agrupar las distintas producciones
literarias. Anteriormente (Introducción
a la literatura), decíamos que cuando nosotros vemos un texto
literario (incluso antes de leerlo) lo reconocemos como
poesía o
como teatro o como
novela o como
ensayo. Generalmente no pensamos en
lo que queremos decir con poesía o con ensayo, simplemente hacemos
uso de nuestra experiencia como lectores. También recordamos las
clasificaciones que vemos en las editoriales o en los libros que
leímos en el colegio. Al leer ahora los textos literarios de este
curso, vamos a necesitar profundizar un poco más en el sentido de
esas clasificaciones que denominamos géneros literarios y de qué
modo nos ayudan en el análisis de la obra literaria. La palabra
género proviene del latín genus que significa linaje,
especie, género. Nosotros lo hemos estudiado ya como categoría
gramatical: género femenino y género masculino. Ahora lo vamos a
estudiar en el contexto de la literatura en un intento de agrupar
las obras literarias.
1. Cuando veo un texto
y lo clasifico como poesía o como obra de teatro, estoy haciendo
referencia sólo a la forma ¿es la forma el único criterio para la
clasificación de un texto en un género literario?
En efecto, esa primera clasificación espontánea presta atención únicamente a la forma. De ese modo separamos también en un principio la prosa de la poesía. Pero todos sabemos igualmente que si colocamos los versos de un poema seguidos no tenemos “prosa” y que si dividimos las líneas de un texto en prosa, tampoco creamos poesía. Por eso los críticos literarios han tratado de encontrar otros criterios que no sean formales. Así se propone que el teatro se escribe para ser representado, la poesía para ser recitada (declamada, leída en voz alta), la narrativa para ser imaginada y el ensayo para ser meditado.
2. Pero esta
clasificación parece tan arbitraria como la anterior, pues yo puedo
leer una poesía en silencio y meditar una obra de teatro. ¿Para qué
usamos entonces la clasificación en géneros?
Sí, la clasificación anterior es, hasta cierto punto, tan arbitraria como la clasificación que dependía de la forma. Sin embargo, ambas nos ayudan en la lectura. La forma es una convención aceptada tanto por el autor como por el lector y el mundo editorial; es decir, tiene un sentido histórico. La segunda clasificación refleja una característica fundamental de cada uno de los textos: para descubrir el ritmo de un poema, parece que es necesario declamarlo (leerlo en voz alta); la obra de teatro adquiere una dimensión mucho más completa cuando la vemos representada; el ensayo se escribe para incitar, motivar, a la reflexión, mientras que en el cuento o en la novela, generalmente, se crea un mundo, más o menos real o fantástico, y se pide al lector que lo acepte.
3. Entonces, ¿qué
criterios debemos seguir para comprender la clasificación en géneros
literarios?
Este es un tema de debate entre los especialistas de la literatura de todos los tiempos. Pero, para los objetivos de nuestro curso de apreciación de la literatura nos vale con considerar brevemente las dos posiciones fundamentales ante el concepto de géneros: los críticos hablan de géneros naturales y de géneros históricos. Los primeros hacen referencia a principios de comunicación y los segundos a la transformación a través de los tiempos.
Con géneros naturales nos referimos a diferencias fundamentales en el acto de la comunicación. Por ello, los primeros filósofos concebían únicamente tres géneros, que ellos denominaron lírica, épica y dramática. Con el primero, lírica, el autor mantiene su persona; en el segundo, épica, crea personajes para exponer su pensamiento; el tercero, la dramática, utiliza la representación para expresar sus ideas. A estos tres géneros se añade tradicionalmente un cuarto, la ensayística, cuyo objetivo es la comunicación persuasiva mediante la reflexión. Estos objetivos en la comunicación, que podemos considerar personal, mimético, dramático y persuasivo, dieron lugar a las primeras clasificaciones en géneros.
Los géneros naturales son propios del ser humano; es decir, o yo hablo con mi propia voz, o creo a un personaje que hable por mí o mezclo ambas formas de articular mi pensamiento. Luego, una vez que los autores empezaron a crear obras literarias y el público comenzó a leerlas, empezaron también a surgir características propias de cada género que los lectores podían identificar. En un comienzo, por ejemplo, tanto la lírica como la épica usaban la forma de lo que hoy reconocemos como poesía (todavía hoy tenemos poemas líricos y épicos), pero poco a poco se fue prefiriendo la prosa para la creación de personajes en lo que hoy reconocemos como el cuento o la novela. En otras palabras, los géneros naturales surgen con la comunicación misma. Los géneros históricos son construcciones humanas en constante transformación que se van desarrollando a través del tiempo. Los géneros naturales nos sirven en un principio para comprender diferencias fundamentales en el acto de comunicación; los géneros históricos muestran la complejidad y variedad que dichos principios fundamentales han ido adquiriendo a través de la historia de la literatura.
6. Entendido de ese
modo, ¿los géneros naturales e históricos son parte de un mismo
proceso?
Así es, en efecto. En este curso nos vamos a centrar en las construcciones culturales que representan los géneros históricos y los textos en este curso se encuentran agrupados en cuatro géneros: poesía, narrativa, ensayo y teatro.
7. ¿Qué quiere decir
que son “construcciones culturales”?
Con “construcciones culturales” queremos decir que llegan a formar una especie de código compartido entre el autor de un texto y los lectores de dicho texto. Cuando decíamos al comienzo de esta página que espontáneamente reconocíamos si un texto era poesía, narrativa o teatro, queríamos decir que en la forma del texto reconocíamos un código especial que sabíamos interpretar. Es decir, el autor de un texto, al querer comunicar una idea, o una emoción, o una fantasía, etc., decide usar un código literario especial que en sus elementos esenciales el lector también comparte.
8. Luego, ¿los géneros
son una especie de
retórica, de reglas, que los autores deben
seguir?
No. Los autores son libres en la fase creativa. Por eso los géneros están en un proceso constante de transformación. No obstante, el código del género que comparte el lector es importante en el momento de la lectura y por tanto en el momento de la comunicación. Los autores son libres de usar un género u otro, o de mezclar diversos géneros en una obra literaria, pero necesitan ser conscientes de que el lector los va a leer con los prejuicios de los géneros que dominan en su momento histórico.
9. ¿Significa eso que
el lector juzga una obra literaria según se ajuste al código del
género a que pertenece?
Eso sucede muchas veces cuando la obra literaria sale fuera de las expectativas de género del lector. Pero nosotros en este curso vamos a profundizar en la comprensión del texto literario en sí mismo. Las características de los géneros nos van a servir sólo como guía. Muchas veces el valor de una obra literaria depende en gran medida de cómo rompe con las reglas hasta entonces aceptadas para un género concreto.
(Gómez-Martínez)
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